Del 6 al 9 de septiembre del 2018 tuvimos la oportunidad de poder disfrutar de una nueva edición FiraTàrrega, la número 38 para ser más exactos.
Para mí era la primer vez que iba a Tàrrega, también a la Fira. Un pequeño grupo de la Escuela del Espectador de la Nau Ivanow decidimos hacer un intensivo el sábado. Teníamos ilusión y ganas para ver el espectáculo que habíamos estado siguiendo desde hacía unos cuántos meses: THA TZPAR (la espera), de la compañía Hui Basa.
Sólo llegar allá, pudímos ver un show en la plaza del Carme de un simpático clown, El pequeño Narwan. Después comimos y suerte, porque minutos más tarde nos cayó una fuerte tromba de agua y tuvimos que refugiarnos donde pudimos. Una vez pasados por agua, seguimos visitando la Feria. Espectáculos de circo, algunos cantantes y representaciones de calle.
Más tarde, un representante de la Nau Ivanow nos introdujo en La Llotja. Este espacio es el punto de encuentro de las compañías profesionales, donde se debate, se intercambian ideas y los programadores ven fragmentos de obras nacionales e internacionales. En resumen, es como un pequeño mercado dónde con stands y flyers, pequeños vídeos y objetos claves de las representaciones, los programadores de artes escénicas pueden hacerse una idea de cómo trabaja cada compañía y también coger los contactos para posibles contrataciones. Pero lo que más esperábamos era ver THA TZPAR.
Deseábamos ver el resultado final de esta obra, de la cual conocíamos el presupuesto e incluso la producción. La última vez que habíamos visto el proceso fue en la Central del Circ, donde nos enseñaron una parte del ensayo con algún ejercicio de interacción con el público. Así que poder ver a la Lali Àlvarez (dramaturgia y dirección) y a Aina Juanet (producción) antes de empezar la puesta en escena nos llenó de alegría.
Una vez en la cola, todo empezó a ser intriga, misterio y satisfacción al ver cada detalle y cada actor. Entramos en un lugar que te hacía creer que no estabas en Tàrrega, sino dentro de un espacio único, diferente. La obra nos transmitió muchas ideas y emociones y nos pasó el rato sin darnos cuenta del tiempo. Finalmente, después de dar la enhorabuena por el trabajo pudimos disfrutar de algún espectáculo más de calle y hacia casa, con un aroma de Tàrrega en el cuerpo que habíamos capturado de cada uno de sus rincones.